26 sept 2013

7 sept 2013

Era inevitable


Bastó con un simple cruce de miradas para que una extraña pero reconfortante carga eléctrica se desencadenara sobre su cuerpo.
Bastó con un pequeño intercambio de sonrisas para que su desbocado corazón latiera frenéticamente sin alguna explicación.
Bastó con unas pocas palabras para sentir el suelo moverse bajo sus pies.
Bastó con sentir su perfume, para que se le erizara la piel mientras intentaba absorber el nudo de emociones que hacia correr con ardor la sangre en sus venas.
Bastó con cerrar los ojos para abrazar la paz que su cuerpo reflejaba al tenerle cerca.
Bastó con sentir la calidez de sus labios sobre los suyos para comprender que esta desconocida conexión química y estática le haría amarle para toda la vida.